Comentario de texto: La noche de los cristales rotos

Estamos ante un texto histórico-literario. Se trata de un artículo periodístico donde se relata lo ocurrido la
noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, más conocida como «La noche de los cristales rotos», 
clasificando así el artículo como un texto social. Es además un documento de difusión general dirigido a la
población.

En el escrito se relata lo ocurrido en esa noche, así como el motivo que incentivó a que esto sucediera 
y lo que pasó posteriormente. También hace referencia al porqué del nombre que se le otorga a esa
noche.

El texto está ambientado en la Alemania nazi, una etapa comprendida entre 1933 y 1945, cuando el 
Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) de Adolf Hitler gobernó el país, periodo conocido
como Tercer Reich. El 30 de enero de 1933, la designación de Adolf Hitler como canciller de Alemania 
pone fin a la democracia en ese país. La ideología del régimen fue el nazismo. Se caracterizó por ser 
una ideología de tipo fascista, que exaltaba la supremacía de la raza aria, impulsaba la expansión
imperial de Alemania, y promovía sentimientos de antisemitismo. Su principal símbolo era la cruz 
esvástica y las bases del sistema se recogían en el libro Mein Kampf (Mi batalla), autoría del propio 
Hitler. Como consecuencia a este periodo, llegaría la Segunda Guerra Mundial y con ella el genocidio 
del pueblo judío en campos de concentración (conocido como Holocausto), además de la destrucción 
de Alemania por parte de las fuerzas aliadas, y su división por más de cuatro décadas.

La noche de los cristales rotos consistió en una serie de actos vandálicos perpetrados por los nazis 
contra personas judías y sus propiedades, la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938. Más de 250 
sinagogas fueron quemadas, más de 8000 comercios de judíos fueron destrozados y saqueados, 
decenas de judíos fueron asesinados, y cementerios, hospitales, escuelas y hogares judíos fueron 
asaltados mientras la policía y las brigadas de bomberos se mantenían al margen. El motivo de dicha 
barbarie fue una reacción espontánea al asesinato, el 7 de noviembre de 1938, de Ernst vom Rath, 
secretario de la embajada alemana en París por un joven judío polaco de origen alemán. Los ataques 
dejaron las calles cubiertas de cristales rotos pertenecientes a los comercios y a las ventanas de los 
edificios de propiedad judía, lo que le dió nombre a esa noche. La mañana posterior, 30000 judíos 
alemanes fueron arrestados por el "delito" de ser judíos y fueron enviados a campos de concentración, 
donde cientos de ellos murieron. Este acto trajo consigo la exclusión del pueblo judío y su eliminación 
de la vida pública, así como el intento de menguar su capacidad económica. Algunas decisiones 
tomadas por el Gobierno nazi fueron, como dice en el artículo, la publicación de una serie de decretos 
que imponían una multa de mil millones de marcos a la comunidad judía alemana y la condena a pagar
las destrucciones producidas; además, se les prohibió tener comercios y ejercer de artesanos, entre 
otras cosas. Poco a poco, la población judía se encontró cada vez más reprimida. Así, este acto 
conllevó posteriormente a la reclusión en guetos. Mucha gente defiende que este acontecimiento fue el
comienzo de la atrocidad que sufrió no solo la población judía, sino también millones de gitanos, 
homosexuales, discapacitados, comunistas y anarquistas durante toda la Segunda Guerra Mundial. El 
cruel desenlace de esta etapa es conocido como la Solución Final, es decir, el exterminio masivo de 
toda aquella población que no cumplía con los prototipos expuestos por Hitler o no estaba de acuerdo 
con la ideología nazi.

No estamos de acuerdo con la ideología de este hombre ni con sus decisiones. Evidentemente no se 
puede negar que la situación económica de Alemania tuvo algunas mejoras cuando Hitler estuvo al 
mando durante tantos años, pero eso no justifica sus actos. Consideramos demasiadas injusticias 
producidas por este hombre que no debieron suceder. Millones de personas murieron a manos de Adolf
Hitler y, aunque este señor haya marcado un gran cambio en la historia, todavía en pleno siglo XXI hay 
gente que sigue apoyando esa ideología racista y discriminatoria, no sólo en contra de los judíos, si no 
también contra los negros o los árabes, y eso es una vergüenza. Al fin y al cabo todos somos personas
y deberían dejar de escucharse términos como “racismo” u “homofobia”.

Noelia Valín
Julieta Vélez
Anxo Toimil
Einés Herráez
Antía Rodríguez
4ºC



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